En el Tribunal Oral en lo Penal de Calama comenzó la jornada de ayer un controvertido juicio en el que el Ministerio Público de la ciudad está acusando a un hombre de 28 años perteneciente a la comunidad atacameña que vive en la localidad de Socaire por el porte ilegal de un arma de fuego, al ser detenido por efectivos policiales cuando éste se encontraba pastoreando a un grupo de 400 llamas en las cercanías de la frontera de Chile y Bolivia.
Pero la defensa especializada en temas indígenas de la región de Antofagasta, pretende revertir esta situación y que el imputado quedé en libertad, argumentando que el rifle que portaba era para espantar a los zorros, pumas o perros asilvestrados que atacan al ganado en esa zona. Además cuentan con testigos y peritos para probar que la tenencia del arma de fuego del pastor se vincula con aspectos propios de sus costumbres ancestrales y no con un ilícito.
Primer día de juicio
Con los representantes del Consejo de Pueblos Indígenas como público en la sala del juicio oral en el tribunal de la ciudad, se dio inicio al litigio en el que la Defensoría Penal Pública intentará probar que la tenencia ilegal de un arma que se le imputa a un comunero atacameño, responde a una práctica cultural y no para cometer un delito.
El acusado es un hombre de 28 años oriundo de Socaire, poblado emplazado a 86 kilómetros de San Pedro de Atacama y a más de 3.500 metros por sobre el nivel del mar, el cual se dedicaba a las actividades agrícolas y ganaderas, tal como sus antepasados, debido a que pertenece a la cultura Licanantay.
Según el propio relato del imputado en el primer día de juicio, explicó que su detención se produjo en noviembre del año pasado cuando regresaba junto a un familiar en un vehículo, luego de haber ido a ver el ganado de llamas de propiedad de un tío de avanzada edad, el cual se encontraba pastoreando en la frontera.
Carabineros le sintió un fuerte hálito alcohólico por lo que lo hicieron descender del motorizado y al revisarlo encontraron el arma de fuego. El acusado se defiende, señalando que el rifle solo es utilizado para ahuyentar a los zorros, pumas o perros asilvestrados que se comen a los animales y no para matarlos. Además que el arma ha pasado de generación en generación con la misma finalidad, por lo que no estaba inscrita en la entidad fiscalizadora.
Ayer además de la declaración del imputado, fue el turno de los testigos de la Fiscalía Local de Calama, los dos funcionarios policiales que detuvieron al hombre y un perito, los que fueron escuchados atentamente por los jueces del tribunal calameño.
Mientras tanto, la declaración de los siete testigos convocados por la defensa, entre los que hay una antropóloga y comuneros indígenas, se realizará hoy con la finalidad de demostrar que la conducta del imputado se funda en una costumbre y no en un delito.
Luego de los alegatos finales, serán los tres jueces del Tribunal Oral en lo Penal de Calama quienes decidirán si cometió un delito o lo absuelven por tratarse una costumbre arraigada en la zona.